LA INCIDENCIA DE CRESPO EN EL NACIMIENTO DE PARANÁ CAMPAÑA

La misma se dio mediante la representación de Manuel Rotman, un destacado arquero que pasó su infancia en la Capital Nacional de la Avicultura y luego emigró a María Grande para seguir sobresaliendo bajo los tres palos, posteriormente como DT, dirigente y sus condiciones de bien lo llevaron a convertirse en el primer presidente de la naciente entidad liguista.

Rotman nació en Buenos Aires el 10 de enero de 1908; Orlando Britos en su obra “Historia del Deporte de la Ciudad de Crespo”, lo recuerda con precisos detalles: Proveniente de una familia de inmigrantes judíos de Rusia, sus padres se radicaron en Crespo en los albores del S XX, sus padres eran Don José (“Yanini”) y Raquel Frenkel. La cercanía de su casa con la cancha de Ferrocarril puede haber sido un factor gravitante en el interés que Manuel puso de muy joven por el fútbol. Fue el primer gran arquero de la naciente población. Su vida estuvo ligada al “club de la Plaza Pública”, el Ferrocarril Foot Ball Club (hoy desaparecido).

Cuando falleció su padre, debió afrontar su vida y consiguió un trabajo en la firma Gath & Chaves con sede en Paraná. Para poder entrar a esa firma tuvo que rendir Psicología, una materia que luego diría, le sirvió para siempre. Posteriormente pasó a trabajar en una gran casa de comercio de María Grande, donde fue subiendo peldaños hasta convertirse en gerente. Se casó con Carmen Pautasso y jugaba en Atlético María Grande. Su hijo, Aldo, se refiere a él en el libro “Tierra de Pasiones”: “Siempre fue elogiado como un buen arquero, tanto en Crespo como en María Grande. Cuando se casó, dejó la parte deportiva para dedicarse a la dirigencial. También fue DT de algunos equipos del Rojo”. Sus palabras respecto a las cualidades como futbolista coinciden con los testimonios de quienes lo vieron jugar en Crespo. Pero no solamente dentro del campo fue un hombre virtuoso o de características bondadosas y sabias, sino también en su nuevo rol fuera de la cancha. En los primeros años de la década del ’50 comenzaba a gestarse la Liga de Paraná Campaña y allí tendría un marcado protagonista Don Manuel. “Cuando se funda la Liga en 1953 yo estaba estudiando en el Colegio La Salle de Paraná”, evoca Aldo. “Conocí algunas cosas cuando me daban permiso los fines de semana para visitar María Grande. Se realizaban muchas reuniones en mi casa, donde sábado a la tarde o domingo a la mañana concurrían distintos dirigentes, hinchas para averiguar o comentar aspectos de la Liga. En ese tiempo no había sede y había que trabajar mucho porque la Liga se jerarquizó rápidamente. Fue fundada por muy buenas personas. Eran delegados bravos y defensores de su club, pero cuando terminaban las reuniones eran todos amigos, gente de bien”, agrega.

Manuel Rotman falleció el 19 de junio de 1968 y toda la región lloró su ausencia. La despedida de sus restos estuvo precedida de discursos de instituciones, del presidente liguista Juan A. Cantero, de un representante de los amigos de María Grande y del escribano Guillermo Augusto Seri en nombre de los amigos y pueblo de la entonces Villa Crespo. Éste último, en su discurso decía aquel día: “He leído alguna vez la historia de los grandes destinos humanos. Los hay grandes, luminosos, ejemplarizadores, terribles, amargos, pequeños y simples. El mundo avanza a impulso de los grandes ejemplares humanos. Las biografías de los grandes hombres llenan la historia del mundo y la sacuden. Pero, de las simples biografías, de los humildes como la de este hombre, ¿quiénes las estudian y quiénes se ocupan? Hay un olvido injusto en todo esto.

Cuando se habla de que el mundo se desmorona y se quiebra, me pregunto: ¿No estará desmoronándose la célula social que es la familia? Cuando ayer examinaba la vida en detalle de Manuel, me entregaba a especulaciones de este tipo y de distinto orden.

La familia de este hombre era un ejemplo. Y pensé que éste era el momento preciso, el momento justo, para destacar con emoción, con sinceridad, con humana y firme decisión, los altos y limpios títulos de este buen hombre, buen esposo, buen padre, buen hijo, buen hermano, buen amigo, buen ciudadano, buen vecino.

¿Pueden todos los seres humanos, en la hora de la justicia póstuma, exhibir tan altos timbres, tan limpios blasones? Estimo que no”.

En 1983, cuando la Liga cumplió 30 años de vida, Carlos Peralta, secretario en aquella primera Comisión Directiva presidida por Rotman, lo recordaba con estas palabras: “Al evocar nombres de la primera hora, mi mente no puede desvincularse de la figura que fue Manuel Rotman, su primer presidente, pionero y adalid, deportista cabal, desinteresado en su accionar afán de buscar las soluciones a todos y de todo. No olvido las largas vigilias que pasé junto a él, en aquellos primeros días y meses, en el trabajo incesante, permanente, que nos impusimos de organizar, resolver, incluso prever, zanjando dificultades propias de toda empresa incipiente…”.

Manuel Rotman presidió la Liga hasta el 25 de mayo de 1955, tomando la posta Juan Cantero. El primer gran arquero de Crespo, figura de estas tierras en la naciente patria futbolera, cualidades que llevó consigo a María Grande y trasladó en sus tiempos de director técnico. La sapiencia le sirvió para ser integrante de aquel grupo selecto que dio a luz a una de las ligas más importantes de la provincia. Elegido presidente fue encargado de abrir el camino para que se continuara mejorando en un constante desarrollo del fútbol chacarero. Anclado en la historia deportiva, su nombre será recordado por siempre.

Por Mauricio Jacob..