Este sábado arranca el reducido de la Primera Nacional en lucha por el segundo ascenso a la máxima categoría del fútbol argentino. Partido único en cancha del mejor ubicado en la tabla de colocaciones, se pone en marcha una nueva ilusión de los elencos participantes.
Si de ilusión hablamos, nadie se la puede quitar al pueblo de Chaco For Ever, histórico elenco del fútbol nacional que en diciembre de 2021 obtuvo el ascenso a la Primera Nacional tras militar en el Torneo Argentino A. Pasaron 23 años para que volviera a estar en este lugar que supo ocupar como un peso pesado del interior.
Hoy su pueblo sueña y tiene derecho a hacerlo más allá que el principal objetivo haya sido mantenerse en la categoría por la que tanto luchó. Una pieza fundamental en defensa es el vialense Yair Marín quien se ha ganado el cariño del hincha a base de sacrificio y entrega. “Somos un equipo humilde que apuntamos principalmente a salvar nuestro lugar en la Primera Nacional. En la pretemporada sacábamos cuentas y decíamos que con 35 o 38 puntos íbamos a cumplir ese objetivo”, le cuenta a El Observador previo al viaje a Buenos Aires donde este sábado se medirán con Estudiantes de Caseros desde las 18:10.
“Después, con el correr de los partidos se fueron dando muchas cosas, logramos un gran funcionamiento, comenzamos a ganar confianza, nos sentimos a la altura de las circunstancias y pudimos derrotar a grandes de la categoría como Belgrano de Córdoba y San Martín de Tucumán”, resalta.
El andar de Chaco For Ever fue sólido y regular. “De las 36 fechas solamente en una estuvimos fuera del reducido. Fueron creciendo las expectativas y la ilusión de todos. Lo de la gente es una verdadera locura, despertamos un gigante que estaba dormido. Lo logramos con el ascenso del año pasado y con esta campaña gracias al sacrificio y esfuerzo de un plantel sensacional. Imaginate que después de Sacachispas y Santamarina de Tandil, tenemos el tercer presupuesto más bajo”, resalta el defensor hincha de Arsenal de Viale.
La entidad de Resistencia pasó momentos sumamente complejos similares a los que padeció Deportivo Mandiyú de Corrientes. Dos grandes del interior que terminaron jugando en sus ligas. A mediados de los ’90 Chaco solicitó a la justicia su propio Concurso de Acreedores en un intento de superar sus dificultades económicas; sin embargo, al no poder afrontar las cuotas del acuerdo pactado, en abril de 1998 se decretó su quiebra coincidiendo con el descenso del Nacional B, llevando la crisis institucional a un punto extremo de la que recién logró salir en el año 2010.
“Es un club grande que sufrió mucho, el hincha necesitaba de la gloria por eso se celebró tanto el ascenso del año pasado ante Gimnasia y Tiro de Salta. La dirigencia está trabajando muy bien y aparece en todo lo que el jugador necesita, pero más allá de algo dirigencial se ve más una relación humana que se ha tejido, vamos todos de la mano hacia el mismo objetivo”, indica Yair.
Con 32 años tiene experiencia de batallas sobre su espalda, pero admite que no es sencillo manejar la situación: “Tendremos un partido muy duro por delante ante un rival difícil con el que ya nos enfrentamos. Es una final, un solo partido en cancha de ellos y tratamos de estar tranquilos y transmitir esa tranquilidad sobre todo para con los más jóvenes, intentamos manejar esa ansiedad pero no es fácil. El hincha mismo te hace sentir esa emoción y las ganas de seguir un paso más, existe mucha energía en el ambiente”, confiesa.
Partido único ante Estudiantes de Buenos Aires con la televisación de TyC Sports desde las 18:10 de este sábado. Los otros cruces son All Boys-Defensores de Belgrano; Gimnasia (Mendoza)-Dep. Morón; Almagro-Independiente Rivadavia (Mendoza); Estudiantes (Río Cuarto)-Riestra. Los ganadores avanzarán a cuartos de final donde ya espera San Martín de Tucumán.
Ahí está Chaco For Ever, hace menos de un año peleaba el ascenso en el Argentino A y hoy se ilusiona con llegar a la máxima categoría. Y esa ilusión no se quita con nada, conviven con ella el hincha, el dirigente, el jugador y el fútbol mismo. Ahí está Yair Marín con esa misma ilusión como bandera.