El entrerriano Maximiliano Barzola, de 17 años, dialogó con UNO tras su debut en la Quinta División de Independiente y contó cómo vivió el momento.
A sus 17 años, Maximiliano Barzola comenzó a escribir su propia historia en el fútbol argentino, vistiendo los colores de uno de los clubes más importantes del país. Nacido en María Grande, Entre Ríos, el joven centrocampista surgió del Club Atlético María Grande, donde dio sus primeros pasos como futbolista y empezó a forjar su amor por el juego. Con humildad, perseverancia y una fuerte vocación, fue creciendo hasta ganarse un lugar en las divisiones juveniles de Independiente de Avellaneda, una institución que ha sido cuna de grandes talentos del fútbol nacional.
El pasado fin de semana, Barzola vivió un momento inolvidable, debutó como titular en la Quinta División, en un partido ante Defensa y Justicia por la fecha 17 del torneo juvenil. Si bien, el equipo cayó por 1-0, el encuentro marcó un antes y un después en su recorrido personal y futbolístico. Después de meses de espera y trabajo sostenido, el entrerriano pudo pisar el campo de juego con la camiseta del Rojo en un partido oficial, desde el arranque y cumpliendo un rol clave en la mitad de la cancha.
Con un perfil tranquilo y enfocado, viene trabajando en silencio desde su llegada al club. Su rendimiento en los entrenamientos y su mentalidad, le permitieron destacarse dentro de un plantel competitivo, ganándose la confianza del cuerpo técnico para estar desde el arranque en su debut. Este no es un detalle menor, debutar no solo requiere talento, sino también preparación mental, constancia diaria y una gran capacidad de adaptación al ritmo y la exigencia del fútbol juvenil de alto nivel.
En diálogo con UNO, Maximiliano expresó su alegría por el debut, aunque reconoció que sintió se sintió algo nervioso tras pasar varios meses sin poder jugar. Destacó el apoyo de su familia, tanto de quienes estuvieron presentes como de los que lo alentaron desde lejos, y remarcó que llegar a un club tan importante como este es el fruto de mucho esfuerzo, luego de superar pruebas exigentes en lo físico y lo mental. Con los pies sobre la tierra, aseguró que su enfoque está puesto en seguir mejorando día a día y aprovechar cada oportunidad que se le presente, con el sueño de llegar al profesionalismo.
—¿Cómo viviste tu debut en la Quinta División?
—Me sentí muy bien. Tenía un poco de nervios, porque después de varios meses sin poder jugar, uno pierde ritmo con tantos partidos afuera. Pero por suerte, pude rendir y estoy muy contento. Lo venía esperando hace mucho.
—Contaste con el acompañamiento de tu familia en esta nueva etapa, ¿qué tan importante fue ese apoyo para vos?
—Por suerte, pudo venir mi novia, mi hermana, que está acá en Buenos Aires conmigo, y mi cuñado. Mis papás y mi hermano no pudieron estar, aunque me hicieron el aguante desde casa. Están conmigo desde el día uno y es muy importante contar con su apoyo, estén donde estén. Son parte de todo este proceso.
—Pertenecer a una institución como Independiente de Avellaneda no es algo sencillo, ¿sentís que todo esto es el resultado del esfuerzo y la constancia que venís poniendo hace tiempo?
—Llevo esperando mucho tiempo la oportunidad de jugar a este nivel. Pasé por varias etapas de pruebas, que fueron durísimas tanto en lo físico como en lo psicológico. Pero tuve la suerte de quedar y formar parte del plantel.
—¿Qué metas personales te planteaste de cara al futuro, tanto dentro del club como en tu carrera futbolística?
—No me gusta pensar demasiado en el futuro a largo plazo. En este momento, estoy enfocado en mejorar día a día, aprender de todos los entrenadores y compañeros, y aprovechar cada oportunidad que se me presente. Tuve la oportunidad de entrenar con la Reserva y la Primera División en varias ocasiones, y trato de aprender de los mejores. Claramente, me encantaría llegar a vivir de esto y ser profesional. Pero sé que es un camino largo y lo quiero llevar con calma.
Fuente: Diario Uno