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21/04/2020

JORGE GODFRIED, EL NOMBRE DEL GOL

El nombre de Jorge Godfried es sinónimo de gol en el fútbol chacarero, la red supo cobijar una interminable cantidad de gritos sagrados desde que comenzó a transitar las canchas de Paraná Campaña. Su camino estuvo siempre marcado por el sacrificio y la constancia.

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JORGE GODFRIED, EL NOMBRE DEL GOL
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JORGE GODFRIED, EL NOMBRE DEL GOL

De familia humilde, con seis hermanos y madre sola, entendió que debía ponerse responsabilidades al hombro desde muy chico. “Desde los 10 años vendía facturas, pintaba tumbas en el cementerio, hacía mandados, lo que sea. Limpiaba semillas, hombreaba bolsas, estibaba, era jardinero, de todo”, “Jugaba al fútbol y me daban trabajo a cambio, no te daban dinero. Todo con sacrificio”, remarca. Hoy es entrenador y formador de chicos que cobijan los mismos sueños que vivió él al principio de la vida como futbolista. “Cuando les cuento lo que hacía o cómo me entrenaba, se ríen, no lo pueden creer. Me acuerdo que agarraba las gomas y me las ataba a la cintura para correr con contrapeso, el otro día los chicos me mandaban videos que hacían eso. De esa manera tenías más potencia en los piques o al momento de chocar con los defensores”, cuenta.

Jorge Godfried o sencillamente para todos Juano, no nació siendo delantero. “En Tercera (actual Sub 17) jugaba como defensor central, hasta que ‘Nolo’ Godoy (fallecido) me enseñó a moverme como 9. Vio que tenía condiciones físicas, comencé a aprender a definir, a cómo usar el cuerpo y demás. Me quedaba después de las prácticas para mejorar, desde entonces no cambié de posición”, narra.

Socialmente nunca le sobró nada, al contrario siempre le hizo frente a aquellas adversidades de las que aprendió y le fueron útil para lo que hoy es. “Cuando entrenaba desde chico iba con mis zapatillas rotas, nada de botines o algo así. Con lo que tenía y punto. Otros sí tenían los mejores botines, las mejores pilchas. Había un tiempo en que si no tenías plata, no podías jugar. Por eso siempre le recalco a los chicos que estudien, si tienen la posibilidad de trabajar, no la desperdicien. Yo me arrepiento de no haber estudiado más, pero la vida tampoco me dejaba, tenía que ayudar a mi familia”.

En un recorrido cronológico, describió el fructífero camino inflando redes. Arrancó en Viale FBC siendo campeón y goleador en 1990 y 1992 (Segunda, hoy Sub 20). En este mismo año estuvo en el banco de suplentes de Primera, con la que debutó en 1993. “Cuando jugué mis primeros partidos con los grandes, sabía que no podía achicarme, porque si lo hacía no podía jugar ya que habían tremendos defensores en esa época. Era duro. Ahora los chicos tienen un moretón y no quieren jugar; yo jugué con esguince, con meniscos rotos, hasta con una fractura del quinto metatarsiano… Son valores que antes habían y se han perdido, se jugaba un fútbol de guapos, pero se veía mejor juego, ahora es todo más físico. Era áspero en la marca pero también sobresalía el buen juego”.

Ni bien pisó la cancha de Primera, surgió una posibilidad en el norte argentino. “Estuve seis meses en Atlético Tucumán cuando estaba en el Nacional B, pero me tuve que volver porque no tenía dinero para pagarme el hotel. Llegué allá porque Hermes Ludi (camionero) tenía contactos por medio de su trabajo; conocía al presidente de Atlético y me llevó. En las últimas semanas la situación se había complicado, había huelga de jugadores, no cobraban…”, comenta.

En su retornó pasó por Unión Alcaraz que jugaba el viejo Argentino B, un equipo de grandes figuras de Paraná Campaña. Alternaba con Mario Misere y el “Panadero” Benítez. Anduvo por otras ligas de la zona y recayó en Deportivo Bovril para otro Argentino B donde marcó 13 goles, pero a los clubes económicamente se les hacía complicado afrontar esos extensos torneos y el sueño quedaba trunco en las primeras ruedas.

“En 1996 salí campeón con Viale FBC y también fui goleador del torneo. Era un equipo conformado por puros chicos del club, lo que siempre recalco. Luego me sumé a Unión de Crespo que había conformado un plantel muy fuerte para el Argentino”, describe. “No me conocía nadie y tuve que ganarme un lugar en los entrenamientos. Recuerdo que había hecho la pretemporada pero me sentía algo nervioso porque no jugaba. Estaban Donatti, el Pato Watchmeister, Sebastián Bértoli, Tortul, Gustavo Heinze y muchos otros, un gran equipo. Estaba en la última semana de pretemporada y no jugaba. Ese viernes me había planteado no ir más y volver a trabajar en Viale. Pero justo se lesionó Zorzoli que jugaba arriba con Todoro y Miguel Zapata (DT), me dijo ‘vení que te necesitamos’ y en la práctica encaraba a todos los defensores, hice tres goles y me gané un lugar. Una lástima que fue por la lesión de un compañero, pero tuve la posibilidad de demostrar y aproveché para quedarme en un equipo de la puta madre”.

Ese Unión llegó hasta instancias finales peleando un lugar en el Nacional B. “Jugó muchos partidos, avanzó muy lejos. A mi justo se me terminó el contrato antes de viajar a Comodoro Rivadavia, en uno de los partidos decisivos. No pude renovar y me perdí esos partidos”, comenta.

En 1999 fue campeón liguista con Viale FBC tras ganarle la final a Arsenal. Pasó al famoso Universitario de Libertador San Martín dirigido por Rolando Barrera, una verdadera selección de Paraná Campaña. Allí obtuvo el bicampeonato 2000 y 2001, año éste en el que pasó algo muy particular. “Fuimos campeones en Primera y en Segunda, jugamos las dos finales. Sucedió que en el duelo de ida por el título de Segunda, se habían olvidado las fichas y le dieron por perdido el partido a la U. La situación no le cayó bien a Alejandro Schneider (dirigente). Entonces en la revancha jugamos los mismos de Primera, ganamos por goleada y salimos campeones. A raíz de eso se comenzó a poner límite en los mayores de Segunda, cosa que no había. Lo particular fue que ese mismo día jugamos la final en Segunda y también teníamos un partido decisivo de Primera con Deportivo Bovril. Terminamos el partido y salimos volando, en el apuro se olvidaron los botines en uno de los vehículos y realizamos el calentamiento previo en medias. Llegaron justo unos minutos antes y salimos a jugar. Me acuerdo también que habían tirado sal en el vestuario”.

“Me ayudaron a mejorar como persona”
Su estadía en Universitario de Libertador merece un párrafo aparte. El equipo estaba al mando de Barrera quien “nos enseñaba muchas cosas, era un entrenador con gran conocimiento y lo que él nos enseñaba hoy trato de inculcárselo a los chicos. Él ponía el acento en los errores que cometías durante un partido y te ayudaba a corregirlo en la semana”, recuerda. “Pienso que la presencia de la U en Paraná Campaña fue un antes y un después, ellos se enfocaban en que todos superemos nuestro nivel”, afirma Juano.

Pero también la relación iba más allá del campo de juego: “Cuando estuve en Libertador aprendí millones de cosas que no sabía, cuestiones de la vida misma que no las tomaba en serio. Me ayudaron mucho a mejorar como persona, a ser un mejor ser humano. Me fue marcando el camino para corregir cuestiones personales”.

Con la U atravesó el famoso Argentino B donde el equipo realizó una brillante campaña sorteando una innumerable cantidad de fases para acceder hasta instancias decisivas. Juano seguía intratable poniendo a los arqueros de rodillas. Incluso tuvo su alcance mediático con aquel TN Deportivo de los mediodías cuando repasaban los goles del certamen más federal de aquellos años. Es más, también se ganaba la pantalla un trapo con la leyenda: “Bielsa, Godfried es argentino” en referencia al DT de la Selección.

El equipo dirigido por Rolando Barrera prácticamente era una selección del fútbol zonal. Llegó muy lejos en los torneos de ascenso regional.
“Con Universitario jugamos un montón de partidos. Nada parecido a lo que tienen que jugar hoy para ganar un ascenso. Cuando estaba ahí tuve una posibilidad de pasar al fútbol uruguayo, me incorporé a Plaza Colonia, un equipo de Primera con el que hice la pretemporada. Jugué partidos amistosos contra Rampla Juniors, River de Montevideo, Danubio y jugamos uno en el mismo Estadio ‘Centenario’ de Montevideo. Antes que arranque el campeonato no hubo arreglo económico y volví”, sigue con su narración el “Tanque” o “Temible”, según los apodos de algunos relatores de turno. Pero para todos es “Juano”.

La U dejó de participar en Paraná Campaña y emigró a la Liga Diamantina donde también supo cosechar varios títulos. A su vez hubo participación en el Argentino B con Deportivo Strobel y una histórica victoria sobre Patronato. Luego Juano pasó a Carcarañá (Santa Fe), equipo con el que perdió la final y marcó 16 goles, cifra nunca alcanzada por un entrerriano. Allí también estuvieron Daniel Barcos y Leiva. El paso siguiente en su carrera fue la casaca de Atlético Paraná cuando el Decano se fusionó con Universitario de Libertador para volver a jugar el Argentino, un anhelo dirigencial.

Después de jugar algunos partidos con Deportivo Tabossi de vuelta en Paraná Campaña, Juano comenzó a plantearse el retiro de las canchas. “En el 2007 estaba cerca de largar, quise ir a Viale FBC y no pudimos arreglar, entonces apareció Arsenal que armó un equipo muy fuerte y logramos el primer título de la historia del club en el 2008. Ya tenía 36 años. Seguí en el 2009 y dirigí la Tercera con la que tuvimos la suerte de dar la vuelta olímpica”.

Con Arsenal logró el primer campeonato en la historia del Verde. Fue en el 2008.
Al año siguiente, volvió a su primer amor. “Con Viale FBC perdimos la final ante Arsenal, la que tuvo un tercer partido en cancha de Atlético María Grande. No me dejaron jugar el tercer cotejo porque apareció una quinta amarilla que según dijeron no había sido contabilizada en un partido contra Deportivo Tabossi donde hubo unos altercados entre los jugadores. Había jugado las dos primeras finales, primero en cancha de Viale, después en Arsenal donde Milocco (Cacho) me hizo el penal sobre la hora con el que forzamos a un tercer partido”.

En ese segundo duelo, la imagen física de Juano no era la mejor: “Tenía la rodilla muy mal, se me habían roto los meniscos. Era un equipo que no tenía demasiado recambio y para jugar me dio una gran mano mi médico de Paraná de siempre, con quien me atendí desde que empecé a jugar para Universitario. Siempre aprecié lo que hizo conmigo, le tenía tanta confianza que pude jugar en un pie. Lamentablemente no pude jugar el tercer partido, sino quizás lo ganábamos”.

En la final del 2010 con la casaca de Viale FBC nuevamente y con los meniscos rotos.
Con algo más de pólvora en el cañón, Godfried vistió la camiseta de Cañadita en el 2011, dirigido por Jorge Faría. Fue su último año en las canchas de Paraná Campaña.

En el 2014 se hizo cargo del plantel de Arsenal con el que disputó el Torneo del Interior, llegando hasta la final donde cayó ante Defensores de Pronunciamiento.

En su nueva función del otro lado de la línea, sigue escribiendo capítulos. Mientras espera alguna posibilidad en Primera, mantiene la enseñanza con los chicos, a quiénes les transmite su experiencia y fundamentalmente trata de inculcarles que sean buenos seres humanos.

En la actualidad la sigue rompiendo en Veteranos. Un goleador de raza.
Con su sello
A lo largo de la riquísima charla en la que describió su carrera, también entregó vivencias y aprendizajes relevantes que fue tomando a través del fútbol.

– “Nunca me quedaron secuelas físicas, estoy muy bien. Incluso hasta hoy juego con los veteranos de Viale FBC y sigo haciendo goles jaja”. – “Tuve grandes compañeros de ataque, con Antonio (Todoro) jugué muchos años, en Universitario, Viale, Paraná, quizás fue con quien mejor me etendí en la cancha”.

Fue DT de Arsenal. Alcanzó la final del Torneo del Interior 2014.
– “¿Algún secreto para hacer goles? Una de las cosas que hacía era saber ubicarme en el área. Cuando llegábamos a una cancha, lo que hacía era medir los pasos que tenía el arco y la distancia hacia la medialuna del área. A partir de eso me ubicaba”.

– “Habían grandes defensores, eran muy duros, en Paraná Campaña cada equipo tenía lo suyo. Me acuerdo de ‘Coche’ Casco en María Grande o Silvestre en Cerrito. También los marcadores de punta eran fuertes, los pasabas y al segundo ya lo tenías de nuevo. Recuerdo que de chico, ‘Nolo’ Godoy me hacía saltar contra el paredón cuando estaba en Tercera, así fortalecía el juego del cuerpo a cuerpo cuando tenía que disputar la pelota. Me hacía saltar y ponerle el cuerpo para fortalecerme, años después se empezó a hacer el ejercicio de saltar hombro contra hombro”.

Hoy les transmite sus conocimientos a los más chicos. “Quiero que sean buenas personas”, dijo.
– “A veces nos ponemos hablar con Marito Misere de esos tiempos, los dos venimos de familias humildes, de bajo perfil. Nos acordábamos de los calefones a leña, del pan duro, la comida recalentada… pasamos lo mismo, nunca nos sobró nada. Por eso sabemos del sacrificio que hacíamos para jugar a la pelota”.

– “En un tiempo que jugaba en Viale FBC, laburaba con Stertz cargando pollos y hombreando bolsas. Me acuerdo que a veces llegaba de los entrenamientos y Stertz (fallecido) que también era conocido del fútbol, me ponía a trabajar igual, no me salvaba jaja. Una de las cosas que hacía era que cuando cargaba bolsas al camión lo hacía corriendo, bajaba y subía corriendo, eran tiempos que no existía tantas cintas para correr y yo aprovechaba y hacía eso en el laburo. Mis compañeros me miraban y no entendían nada, pensaba que estaba loco jaja”.

– “¿El día más feliz en el fútbol? Mirá, yo soy así, mientras pueda estar en una cancha, siempre soy feliz. Cuando juego siento una felicidad enorme. Incluso hasta el día de hoy me divierto con los veteranos, obvio que reniego, pero también me mato de risa. Los demás se enojan por lo que hago jaja. Juego con otros que tienen más años que yo y son más cascarrabias, jajaj, y cuando me río se enojan conmigo”.

Su familia. Base fundamental para su carrera futbolística.
– “Lo mejor que me dio el fútbol fueron las enseñanzas a través de las personas que conocí y los amigos que hasta el día de hoy tengo. Uno anda por la calle, saluda a la gente y la mayoría tiene que ver con el fútbol. Hay una amistad que une gracias a la pelota, vas a un pueblo vecino y siempre encontrás a alguien”.

– “Quiero saludar a través de esta nota a todos los chicos del fútbol. Estoy enseñando pero sobre todo a que sean buenas personas lo que a veces en los clubes no hacen porque los ven como un emprendimiento o como un negocio. Lo mejor es formar a la buena persona”.

– “El apoyo de la familia es fundamental, es lo máximo. Mi señora Constanza, mis hijas Joana e Iziana son el pilar para todos estos desafíos, sin ellas sería mucho más difícil”.

Por Mauricio Jacob

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